Amaneció y este Valle que parecía ayer Sodoma y Gomorra, por
los tiros, los fuegos artificiales, los motorizados envalentonados y la música
desaforada, es hoy un remanso de paz, un desierto en el que pareciera se libró
una batalla.
Después de 14 años de política sin sentido, de verborrea indetenible
y de mucho mal hacer, Chávez sigue allí duélale a quién le duela por el favor
de más de la mitad del país.
Henrique Capriles, el David que nos llenó de esperanzas y
que nos hizo creer que podríamos librarnos del Goliat, nos dijo ayer que
seguiría con nosotros, que no estábamos derrotados y muchos amigos también
llenaron mi buzón con mensajes de optimismo. Que se ganaron dos millones de
votos y la diferencia cada vez es más pequeña, que ya se sabe que la mitad está
descontenta, que esto, que aquello…
Todos estos argumentos, validos y racionales no me quitan la
idea de que algo muy malo nos ha pasado, de que algo muy malo está pasando…
Después de 14 años de mal vivir, de toques de queda por la inseguridad, de
promesas rotas, de droga incontrolada y pareja, de secuestros, de groserías y
de degeneración no entiendo cómo todavía se le da la oportunidad a Chávez para
que siga destrozando lo poco que queda.
Un amigo escribía en Facebook ayer: “No es por lo mucho que
hará Capriles sino por lo que podemos salvar de Chavez” y después de ayer me
pregunto… ¿queda algo de este pueblo por salvar aparte de esos 6 millones que
hoy estamos como si un pedazo de nosotros hubiera muerto?
¿Qué clase de sado masoquista se ha apoderado de la psique
de esos venezolanos para hacerlos reincidir una vez más dándole el voto a la
miseria y a la violencia? En 14 años de gobierno lo menos que he visto es
justicia social, los desposeídos siguen siéndolo, siguen teniendo su vida
miserable, temiendo salir del rancho y viendo cómo hacer para comer…
Creí que podíamos ganar, pensando en la buena campaña de
Capriles, en la grandeza del candidato y en la manera en la que asumió el reto,
creí que este mal vivir no le gustaba a nadie porque los oigo quejarse en el
metro, decir que la plata no les alcanza, que todo está más peligroso y que
esto “se lo llevó quién lo trajo”, conté con que 2 más 2 sería para ellos
cuatro como lo es para mí. Se me olvidó
que lo que nos ha hecho perder no son las propuestas del candidato opositor, ni
los descalabros de Chávez, sino ese pueblo en el que aún germina el resentimiento,
esos que no han salido a ver qué otra manera de vivir es posible y que juntos
podríamos hacerlo, esos que desde sus carros y apartamentos obtenidos por ser
focas descerebradas del régimen ven muy fácil eso de ser Chavistas cuando en
realidad tienen de socialistas lo que yo tengo de catira.
Hoy es otro día, pero para mí no deja de ser el día después en
el que, nuevamente, perdimos el chance de virar el timón para no darnos contra
el iceberg…