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domingo, 3 de agosto de 2014

Anécdotas Literarias III



Viaje en el tiempo.-
Cuando está triste compra un libro

Cuando está molesta compra un libro

Cuando no encuentra algo compra un libro

Cuando no tiene qué hacer va y compra un libro

Cuando los pies la llevan a una  nueva librería entra, la hurga y compra un libro

Cuando de pronto se encuentra en una vieja librería entra, ve lo que hay de nuevo y, casi siempre, compra un libro.
 
Ese día (después de ver por decimo tercera vez Midnight in Paris)  salió a comprar algo y no lo encontró. Desmotivada, como arrastrando media humanidad en sus hombros siguió caminando hasta que se dio cuenta que estaba cerca de la Pulpería

La Pulpería es un rincón en donde el tiempo se detuvo.  En donde el inventario de los libros no está en una computadora sino que está en una cabeza; la cabeza de la encargada o del dueño, en el mismo lugar en donde están los precios de esos millones (7 millones de acuerdo a la encargada) de libros que se apilan caóticamente en el local (si es que a ese lugar puede llamársele local). 

La entrada es angosta y desde la calle no se puede sospechar que sus fauces se extiendan a poco menos de la mitad de la cuadra. Laberinto de libros, sus pasillos oscuros con olor a años guardan lo que en ninguna otra librería de la Capital hay y aunque encontrar un libro allí es una proeza, el desorden le concede cierto carácter a la búsqueda: es como excavar para extraer un tesoro. 

Llega a la Pulpería y la encargada la ve. -“¿Qué buscas?”-

Y en su mente solo un nombre pasa: Hemingway

Ya lleva dos libros seguidos de Hemingway porque  después de visitar su casa en Key West no hay manera de que se lo quite de la mente. 


Baja al pasillo de Hemingway (que ya sabe ella donde está) dejando su bolso y dando cada paso con delicadeza, tratando de no hacer ruido, de no perturbar en este santuario al que pocos tienen acceso y al que ella, por cliente frecuente, puede ingresar. 

Hay de todo sobre Hemingway, escoge un par de libros, este lo tiene, este otro no… y de repente lo ve…

Un libro de lomo rojo con letras doradas desvencijadas. 

Un libro de tapa dura con la firma de Hemingway y hojas amarillas.

Un libro que se titula “A Moveable Feast” y que los traductores en español han llamado “Paris era una fiesta”.

 Lo hojea al azar, sabiendo que tiene un tesoro, consciente de que ha venido aquí excavando solo para encontrar esto , esperando encontrarse una foto vieja, un marca libros, una postal de Paris y como por arte de magia las hojas se detienen en un título:



Y lee “In those days there was no Money to buy books. I borrowed book from the rental library of Shakespeare and Company…”
 
Su lugar favorito de París, ese lugar que conoció gracias a una buena amiga (gracias Victoria) que pudo encontrarse con ella solo un par de horas, ese lugar que pasan de refilón en la película que recién ha visto (por decimo tercera vez), ese lugar también fue un lugar de Hemingway. 

Lee el capítulo completo, de la dueña del lugar (Sylvia Beach), de lo mucho que le gustó y allí está la foto de él en los años 20’s con Sylvia al lado mirándole, y él mirando al frente. Y la mira a ella que enjugándose los ojos siente que varios puntos se han conectado y la han trasladado a ese tiempo. 

Y ya no es Sylvia la que mira a Hemingway en la foto, es ella.

“Me lo llevo”- le dijo a la encargada.

“Son 250”- le respondió-

Mientras pagaba una pareja entró y le preguntó a la señora “¿podemos entrar?”

“NO”- respondió secamente- cuando se fueron añadió “esta gente que viene a pasear, como si esto fuera un paseo, ¿A dónde creen que van a ir? Aquí se viene por libros!”

Ella se rió…


Nota: la foto de la pulpería es de http://sorboletras.wordpress.com/2013/09/08/la-gran-pulperia-de-libros-venezolanos/ (la Sra. me ha dicho que detesta que tomen fotos y yo no las tomo)