Es tarde (o muy temprano, como quieran verlo) y me iré a la cama después de haber visto los Oscars con un sabor de esperanza que nunca me habia acompañado después de ver algo tan lejano y ajeno a nuestro día a día como lo es está premiacion.
No, no participe en alguna quiniela y ni siquiera tenía favoritos para las categorías, la alegría vino por los discursos de algunos ganadores que sumados uno a uno convirtieron a las minorías en los grandes ganadores de la noche.
La ganadora como mejor actriz de reparto, Patricia Arquette, cerró su discurso dirigiendose a las mujeres y a los que pagan impuestos, "luchamos por igualdad de oportunidades para los demás, es hora de que tengamos igualdad de derechos" porque aún se le paga menos a la mujer por el mismo trabajo que realiza el hombre.
John Legend y Common recordaron que aunque en materia de derechos civiles se ha logrado mucho, la lucha de Martin Luther King no ha terminado, que día a día se amenazan los derechos humanos y que aún hoy en los EEUU los negros son la mayoría en las cárceles. 
Graham Moore, ganador a mejor adaptación de guión reconoció haber intentado suicidarse por ser diferente por sentir que no encajaba y dirigió su agradecimiento a todos aquellos jóvenes que se sienten así: "sigan siendo diferentes" dijo, y "cuando se paren en este escenario reproduzcan el mensaje".
Finalmente, la gala cerró con broche de oro gracias al discurso del Mejor Director Iñarritú quien deseó que los mexicanos y descendientes de inmigrantes puedan tener igual oportunidades en EEUU que los que vinieron antes (aludiendo a los estadounidenses nacidos de padres estadounidenses).
En un evento que podría ser catalogado como frívolo, los ganadores nos hicieron recordar que aún hay mucho por lo cual pelear y que ellos como artistas están dispuestos a encarar el deber que tener un reflector sobre sí implica: el ser modelos sociales y llamar la atención sobre aquello que queda en la sombra y no es mencionado por conveniencia de unos pocos.
