Hey…
Que tonto de mi parte enfrentar a una hoja en blanco en vez de decirte todo esto en persona. “El papel aguanta todo” ¿no?...debe ser por eso…
Siempre imaginé que terminaríamos juntos, nos conocemos desde que tengo uso de razón y jamás pensé que lo nuestro tendría un final y menos uno como este.
Empezamos desde hace tanto que no recuerdo quién nos presento o cómo nos conocimos. El hablar contigo fue desde el inicio tan natural como respirar, tú con tus cambios de tema bruscos y yo atropellando las palabras no sea que las ideas se me fueran a escapar. Al principio siempre salíamos en grupo estando solos tú y yo en medio de los demás hasta que dejamos la pena o hasta que los demás se cansaron de ser usados como excusa y comenzamos a citarnos para salidas casuales en las panaderías de los Palos Grandes en donde un con leche podía durar toda una tarde.
Me enamoré de ti sin saberlo.
Tú eras sin duda mi Maga (aunque eso implique aceptar que tengo similitudes con Oliveira), etérea, fugaz pero fuerte y determinada. Me fuiste mostrando poco a poco tus encantos, tus rincones y recovecos. Me soplabas al odio versos que no lograba entender pero que me dejaban flotando nada más por el aroma y la frescura de tu aliento. Nos divertíamos con placeres tan silvestres como tumbar mangos de las matas de la cuadra o con una caminata por las colinas. Siempre espontánea y dispuesta a proponer un nuevo plan, lo nuestro nunca tuvo agenda ni hora de llegada, mucho menos hora de salida.
Era un placer bordear tus curvas, perderme en tus faldas y correr como locos cuando el Sol no nos pedía permiso para retirarse y nos sorprendía con una llovizna. Bailar pegados con la excusa de que no había mucho espacio en los locales y brincar desaforados en los conciertos sin importar que la gente se nos quedara viendo…
No recuerdo cuando fue que todo empezó a cambiar, tú dices que cuando nos dimos un tiempo por mis estudios en España, yo debo ser honesto y admitir que para mí el cisma ya se olía, se tocaba, se sentía.
Nuestras caminatas eran cada vez más cortas, las salidas más tempraneras, me aterraba tu tolerancia al peligro y tú te reías burlándote de mis temores bien fundados. Ya no te provocaba tomar algo “tipo tranquilo”, las noches de derrapes pasaron a ser tus opciones de salida preferidas. Escuchabas música a todo volumen y en todo momento, como evitando que habláramos, tratando de llenar el silencio que antes nos confortaba y que ahora solo nos distanciaba más y más. Tus maneras se tornaron de chistosas a groseras, los juegos cada vez más ácidos y las palabras punzo penetrantes.
No solo fuiste tú, yo por mi parte debo admitir que me volví huraño y cejijunto, empecé a caminar mirando al piso. A cada malcriadez tuya le salía al paso una tonelada de mi ira acumulada. Sabía que te habían hecho daño, que tenías heridas profundas, pero me sabía amargo tener que ser yo el que cargara con el peso de las consecuencias. Empezaste a frecuentar a otros y preferir a los que ignoraban tus problemas sobre esos que como yo intentaban solucionarlos, nunca te diste cuenta que aquellos te usaban chupándote la juventud aniquilando tu vivaz alegría como se marchita la grama cuando no se pisa con el pie desnudo...
He decidido irme e irme bien lejos, porque tan cobarde soy que estar tan cerca de ti sin buscarte sería misión imposible. Estoy seguro que los inviernos inclementes y los crudos veranos me sorprenderán pensando en ti, posando las yemas de los dedos en las fotos intentando rememorar cómo solía sentirse tocar tu tostada piel.
Y aun así te amo, te amo Caracas, ojalá las cosas cambien para que tú y yo podamos volver a ser lo que éramos…todavía guardo en un resquicio esa esperanza, porque a pesar de que otras me aniden en sus brazos a ninguna podré llamar mía y ninguna me dolerá y llenará tanto como me dueles y me llenas tú.
Aunque un océano nos separe, siempre tuyo,
Uno de los miles de emigrantes caraqueños
Fotos hermoooosas como esta en https://www.facebook.com/pankphoto Gracias por prestármela para mi carta :)