Sin excepciones, en cada lugar del extranjero al que voy alguien siempre menciona que conoce Venezuela por Chávez (terrible, pero cierto), por el petróleo (obvio) y por ser “las mujeres más bellas del mundo”. Cada vez que lo dicen me río no solo porque no creo que seamos las MAS bellas del mundo o porque me parece que los concursos de belleza realmente no muestran a la venezolana promedio sino porque antes que bella prefiero ser reconocida por otras dotes cultivadas por mi esfuerzo y no donadas por la naturaleza, me río porque cuando pienso en la mujer venezolana pienso en tantas otras cosas que nos harían acreedoras de una corona, de un cetro y hasta del castillo.
Y aunque pudiera hablar de lo “echadas pa’ lante” que somos, de lo bien que nos hemos sabido adaptar al papel de madres solteras, de lo mucho que trabajamos en la calle y en la casa, hoy he preferido escribir sobre esa parte de la historia que pocos saben y que fue protagonizada por las mujeres.
El 18 de octubre de 1811 las mujeres de Barinas le escribían al Secretario de Gobierno de la entidad reclamándole el no haberlas tomado en cuenta para defender la ciudad:
“…No ignoramos que V. E, atendida la debilidad de su sexo, acaso ha procurado eximirnos de las fatigas militares; pero sabe muy bien V.E. que el amor a la patria vivifica a entes más desnaturalizados y no hay obstáculos por insuperables que no venza. Nosotras revestidas de un carácter firme y apartando a un lado la flaqueza que se nos atribuye, conocemos en el día los peligros a que está expuesto el país, el nos llama a su socorro y sería una ingratitud negarle una vida que sostiene. El sexo femenino, señor, no teme los horrores de la guerra: el estallido del cañón no hará más que alentarle, su fuego encenderá el deseo de su libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio. En esta virtud y deseando en el servicio, para suplir el defecto de los militares que han partido a S. Fernando, suplican a V. E. se sirva tenerlas presente y destinarlas a donde le parezca conveniente, bajo el supuesto de que no omitirán sacrificios que conciernan a la seguridad y defensa”…
La hermana de Bolívar,Maria Antonia, de la cual solo se estudia en primaria que “fue como una madre para el Libertador” tenía ideas políticas propias que, de hecho, eran contrarias a las de su muy querido hermano. Lejos de mantenerse apartada de la política hay correspondencia de María Antonia aconsejándole a su hermano y criticando el comportamiento “revolucionario”.
Registros de libros filosóficos y políticos pertenecientes a mujeres (libros que se suponía que “el bello sexo” no debía leer), participación activa en las conspiraciones (como es el caso de la esposa de José María España) y resistencia a la tortura para proteger la causa independentista.
La mujer más conocida del período independentista es Manuela Sáenz que a pesar de ser famosa por su relación sentimental con el Libertador y por haberle salvado la vida en dos ocasiones, no limitó su papel a eso sino que también participó en las batallas recibiendo el grado de Coronel y otros honores. Un párrafo del diario de Luis Perú de Lacroix en el cual transcribe lo dicho por el Libertador reafirma la clase de mujer que era Manuela:
“Usted Lacroix la conoce. Todos la conocen (...) Carajo: de mujer casada a húsar, secretaria y guardián celoso de los archivos y correspondencia confidencial personal mía; de batalla en batalla a teniente, capitán y por último se lo gana en el arrojo de su valentía que mis generales atónitos
veían: ¡Coronel! y ¿qué tiene que ver el amor en todo esto? ¡Nada! Lo conquistó ella como mujer (era de armas tomar). ¿Y lo otro? Bueno es mujer y así ha sido siempre: candorosa, febril, amante. ¿Qué quiere usted que le diga?”
Por último me gustaría referirme a una de mis preferidas: Eulalia Buroz, esposa del Coronel William Charles Chamberlain, quién tuvo que presenciar la muerte de su esposo defendiendo el Convento de San Francisco. Eulalia lejos de inmutarse tomó el arma de su esposo y siguió combatiendo liderando a los patriotas. Un soldado realista, apuntándole salió a su encuentro y le ordenó que gritara “Qué viva España y muerte a los patriotas” si quería ser salvada, ella respondió “Viva la patria y mueran los tiranos” descargando su arma sobre el soldado español.
Las comunicaciones oficiales de la época solían referirse al género femenino como “Devoto Bello Sexo” tildando de excepcionales las muestras de valentía de las mujeres y llamando “varoniles” a aquellas que se empeñaban por estar en igualdad de condiciones ante los hombres.
Hoy, en el día de la mujer, además de felicitarnos por las redes sociales, como venezolanos les invito a que se detengan a pensar por qué se hace una reforma educativa para incluir a Zamora en todo un módulo de Historia de Venezuela y no se piensa en el enfoque machista y patriarcal que todavía se le da a la educación de los niños y niñas. Por qué además de utilizar lenguaje inclusivo al redactar las leyes no le ponemos coto al Presidente con sus comentarios ofensivos hacia las mujeres. El por qué Maria Corina tuvo que enfatizar que ella era una “dura” para hacer su campaña…
Como mujeres todavía nos queda mucho mucho por hacer y hay algo más que una corona en juego, WE CAN DO IT!
3 comentarios:
Mai, qué interesante. Gracias por compartir un aspecto de su historia y cultura que no se conoce mucho (y menos en el extranjero). En efecto, hoy es para reflexionar y no para andar regalando flores y dando felicitaciones cursis y vacías. Como dicen por ahí, menos rosas y más resultados.
Excelente reflexión Mai, gracias por compartir es en verdad una necesidad repasar estos acontecimientos y conmemorar a las grandes mujeres latinoamericanas y del mundo. Un abrazo y ya sabes que seguimos compartiendo la lucha y las trincheras..
Yunuen
Chicas!!Por supuesto que sí,me encanta saber que aunque lejos seguimos en nuestra campaña! Un abrazo inmenso!!
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