I
De aquí.
Caracas. Plaza Venezuela. Andén
dirección Palo Verde. 7 am. (Para más señas no cabe ni una aguja).
Ella camina con paso decidido
hasta la cola, escucha música (Muse, Apocalypse. Esto no tiene importancia, no
es su banda preferida pero lleva semanas pegada con ellos), cuando llega a la
fila abre un libro (Cumbres Borrascosas. No tiene importancia el libro, pero
vamos, había que decirlo en caso de curiosidad. No le está gustando y cuando lo
termine sentenciará que lo odia. Esto tampoco importa).
Un dedo (índice creo) le toca el
hombro. Deja de leer, voltea. Se encuentra con una cara desconocida. Se quita
uno de los audífonos. Él le dice con tono decidido: -¿Lees?
Ella no cabe en su asombro. ¿Qué
se hace con un libro abierto? ¿…en las manos? ¿Pasando los ojos por las
letras?... Dios... Es obvio que se lee. -Sí - responde. -Y... ¿Qué lees?
Pregunta él un poco inseguro. Ella levanta el lomo del libro. Él repite la
pregunta con la mirada extraviada en sus ojos. Ella señala el lomo. Tiene ya
cara de obstinada, le molesta que le quiten el tiempo para leer. -Malayo que me
ha espichado la burbuja en la que me meto para soportar a este gentío- piensa.
-¿Y lees siempre lo mismo?, es
que siempre te veo y estás leyendo. Ya la gente de la cola está pendiente. Ven
con curiosidad tal vez el inicio de algo pero no saben de qué. La cara de ella
no suelta prenda. Fría e inexpresiva. La cara de él ya está sudorosa, como en
un examen -Claro... Lo termino y vuelvo a empezar, es más... Si tanto me has
visto, ¿Cómo no te has fijado que los libros varían de tamaños y colores? (Ya
que está visto que no sabías que en el lomo dicen, normalmente, el titulo) -
piensa en cuestión de microsegundos. -No... -Responde en voz alta- leo siempre
cosas diferentes. Y se voltea.
Ella pretende volver al libro, la
gente vuelve a sus cosas, él... no estaba haciendo nada, solo la cola.
Ella piensa - tendré que hacer la
fila en otro lugar del andén mañana... Tal vez me lo encuentre y me vuelva a
interrumpir-. Se imagina también las mil y un formas que cualquier personaje de
novela (en formato libro, las de TV no le gustan) pudo haber usado para hacer
de ese "encuentro ingenioso" (categoría sacada de la muy cursi
película "The Holidays" que le ha gustado mucho) un algo más.
Llega a la oficina, lo cuenta, lo
escribe en su estatus en Facebook y tiempo después escribe un post en su
blog... Parece ser que la insignificancia del diálogo al final ha significado
algo más para ella que para el "galán del andén" que de seguro ya la
olvidó.
II
De allá
Madrid. Sol. Entrada a la
estación del Cercanías. 10pm. Con miles de bolsas en las manos. No hay mucha
gente, tampoco poca, la normal.
Ella camina rápidamente hacia las
escaleras, espera estar a tiempo todavía para tomar el Metro del Sur. Alguien
la ve, ella no se da cuenta, se le acerca en la escalera y le dice - Hi!, are
you going to Getafe?- Ella se extraña...- ¿Cómo sabe a dónde voy? Y ¿Por qué me
habla en inglés?- piensa-. Pero la desconfianza y el traductor se activan como
piloto automático y tomando las bolsas un poquito más fuerte responde -Eh...
No. I'm going to Atocha - con una mirada de desconfianza. A lo que él responde:
- Oh! I thought you were going there. I saw you the other day at Getafe station
reading The Economist (my favorite magazine) so...- y mientras lo dice, saca de
su bolsillo el ticket de aluminio del abono (el ticket que sacas para que los
viajes que hagas por tu zona sean más baratos y que te dan si eres estudiante y
residente) ya él le respondió por qué le habla en inglés, pero él es Español,
duda... No tiene acento la verdad...
-Por cierto... Puedes hablarme en
español- dice ella. La mirada de él se ilumina, no es que le preocupe el idioma
(habla inglés muy bien, ya lo he dicho pero siendo español merece un
reconocimiento extra) sino que ella le ha hecho una concesión, le ha abierto
una rendija, al menos le ha dicho algo de ella. Le ha dicho que es venezolana,
conoce el acento. La escalera se acaba. -Bueno... Que te vaya bien, yo tengo
que comprar mi ticket- dice ella, él le grita - Vale! Te espero aquí.
En menos de 3 minutos él le
convence de que no es un asesino serial. Habla de su cuñado venezolano, que
estudio en Los Arcos, de su mejor amiga venezolana, que es de Maracay. Ella
reconoce que no va a Atocha, va a Getafe, específicamente a Juan de la Cierva.
Y allí van hablando de CADIVI y
del sistema cambiario venezolano. Él pronto se titulará economista, está muy
interesado en el tema. Los dos hablan hasta por los codos (¿Qué venezolano para
de hablar cuando le mencionan CADIVI?).
Él propone caminar desde Getafe
hasta Juan de la Cierva. Ella acepta. Le ayuda con las bolsas. Él repara en que
hay una de Casa del Libro –Te gusta leer- dice. Él propone tomar unas cañas (birras) ella dice
que no (no es por desconfianza, solo que mañana a las 7am tendrá que estar en
la T2 rumbo Charleroi, igual sin cañita de por medio se quedará dormida y
tendrá que correr, alcanzará el vuelo, aunque esto no tiene importancia).
Siguen caminando hablando y
riéndose. Llegan al destino de ella. Se detienen. Parece el momento incómodo de
la cita en la que no se sabe si habrá beso o no. Él lo piensa. Ella no, pero
piensa que él sí que lo piensa. Ella le indica por donde debe seguir para
llegar al metro, él asiente. Él le dice ansioso "debo volver a
verte", ella no está ansiosa, sabe que se volverán a ver, lo agregará al Facebook
y ya cuadrarán.
-Seguro, dime tu nombre completo
y te agrego al Facebook- responde tranquila- No, mejor dame tu e-mail, podrían
haber muchas con tu nombre -dice él- Ella no lo cree, es la única con esa h
intercalada allí en ese nombre. Le da el e-mail. - No tienes Blackberry? Todos
los venezolanos tienen- agrega él- Blackberries y CADIVI, vaya imagen que nos
hemos labrado los venezolanos en el exterior...- Si tengo, pero no activé el
roaming- cara de confusión de él- Es que... Estoy de vacaciones- agrega ella.
Si hubiesen habido espectadores
de la escena, si la calle hubiese sido un escenario, los espectadores se
hubieran ido. Una casi historia de algo que no fue. La verdad es que se
volvieron a ver, no hubo beso esa vez tampoco porque a él le sobró tiempo para
hablar de su novia pero le falto valor para robarle un beso en la despedida.
Se volverán a ver, tal vez más
cerca de este lado que de aquel, pero siempre uno de los dos tendrá pareja. Tal
vez cometan adulterio por un momento y se den el beso que han pospuesto desde
hace ya un par de años sin importar los terceros (o los segundos, porque los
terceros serían ellos). Se separarán y cada quien seguirá su camino. Ella
imaginando cómo en una novela (en un libro, ya dije que la TV aquí no figura)
esto sería parte central de la historia, no tipo Amor en Tiempos de Cólera (que
siempre le pareció deprimente con todo y el reencuentro de la tercera edad de
Florentino y Fermina) sino de otra manera, algo más feliz (y pasará un buen
tiempo hasta que ella encuentre el paralelismo literario, los alter egos que le
gustaría encarnar, que la literatura está llena de historias tristes y las
alegres hay que buscarlas con lupa).
De eso ella no escribirá en su
blog. Tal vez escriba un estatus de esos que son para alguien pero pretenden
ser para nadie.