Si tú fueses una
calle, serías esa de Los Palos Grandes, que está minada de árboles y con el
asfalto levantado por la raíces de ellos intentando conquistarlo todo.
Si fueses un café,
serías el que sirve la panadería de La
Trufa de Chacao, con espuma marroncita y con una aroma penetrante.
Si fueses un árbol,
serías de mango, porque aunque han dicho que la Ceiba es lo que te distingue,
no te imagino sin mangos verdes y maduros.
Si fueses un helado,
serías el de Divinos Pecados, pero de
arroz con leche o de quesillo que los demás son muy normales para definirte.
Si fueses un plato, serías
la polvorosa de pollo de la Cocina de Francys, tan modesta pero tan exquisita,
tan mantuana y tan criolla a la vez.
Si fueses un dulce,
serías un profiterol, todo chocolate y
cremita como ese que sirven en St. Honoré.
Si fueses un paisaje,
serías ese que se ve desde el Ávila justo en La Silla, donde se ve todo tan
cerca, tan lejos y tan inofensivo.
Si fueses un edificio,
serías uno de la Avenida Victoria, de los años 40’, de esos que construyeron
los inmigrantes, grandes y espaciosos, con detalle anónimos en sus fachadas.
Si fueses una Iglesia,
serías la de San Pedro en Los
Chaguaramos, con sus estatuas y columnas clásicas, con su anchura dentro de
tanta estreches, como asediada por la vida mundana desde todos los flancos.
Si fueses una librería,
serías Lugar Común, porque es posible otro tipo de gente, otro tipo de cultura
y otro tipo de enfoque tomando lo mejor de lo que somos.
Si fueses una bebida,
serías un vaso frío y rebosante de
chicha con leche condesada del Chichero del Reloj de la Central.
Si fueses un parque,
serías el Parque Los Caobos, alrededor
de tanto caos pero tan tranquilo, verde y fresco.
Si fueses un artista,
callejero serías Fé… mezclando lo clásico con lo moderno, reinterpretando el
espacio y haciendo de cada pared muda una obra de arte.
Si fueses una canción,
serías alguna de la Vida Boheme, de esas que suenan a reclamo y a caricia al
mismo tiempo, de las que duelen y liberan.
Si fueses una
escultura, tendrías que ser alguna
de piedra de cumarebo de Narváez, que esas metálicas abstractas que por allí
abundan no te identifican tanto como aquellas.
Y si fuese hoy tu día,
de seguro llovería, y saldría el Sol y llovería otra vez para que limpia y
vestida de verde nos recuerdes a todos que la cumpleañera es así y que el día
hoy te pertenece a ti.
Escrito el 25 de Julio
a 447 años de la fundación de Caracas.
0 comentarios:
Publicar un comentario