Es indiscutible que los medios de comunicación han sido utilizados de manera intensiva por la administración del presidente Chávez.
Vallas distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional, transmisiones de más de 6 horas que deben ser seguidas obligatoriamente por todos los medios televisivos y radiofónicos, nuevos canales de televisión y periódicos "para el pueblo "en donde el presidente y su proyecto son constantemente apoyados y mencionados, entre otros.
No soy comunicadora social, sin embargo no hace falta una preparación especial para darse cuenta que el gobierno usa ciertos parámetros recurrentes para la comunicación que tiene con nosotros los ciudadanos:
La encarnación del pueblo: quien dude el carácter totalitario del gobierno del Presidente, solo debe pasearse por las páginas webs de los ministerios e instituciones públicas para darse cuenta que en TODOS hay fotos de Chávez y que, a pesar de no tener nada que ver con la labor de la institución, en todas encontramos links que nos remiten a las líneas de Chávez, pensamiento célebres del “comandante” o transcripciones de los Aló Presidente. Recuerdo lo tiempos en los que Chavéz solía decir que “llegó la hora del pueblo” o, mi preferida “con el pueblo todo sin el pueblo nada”.
Cómo pasamos de allí a “El pueblo es Chávez”...
no lo sé. Para mí eso es exactamente lo mismo que el famoso “El estado soy yo” («L'État, c'est moi») de Luis XIV. Puro absolutismo…
Lo irracional: sé que los políticos siempre han apelado por discursos conmovedores que remueven fibras sensibles de los que lo escuchan. Sé que prefieren hablar de una “nueva era-etapa” que de “un nuevo proyecto”, de “victorias” que de “posiciones electoralmente ganadas”, de “denme su apoyo o con su apoyo” a “denme su voto” (que la final es lo que quieren). Pero con el Presidente Chávez yo quedé sorprendida. En la elección para su reelección, abandonando su color rojo y su tono desafiante, el Presidente, con cara de consternado-preocupado-arrepentido, nos pedía a los venezolanos que le diéramos una nueva oportunidad, que le diéramos nuestro voto “por amor”!. Yo me pregunto ¿Hay algún sentimiento más irracional que el amor?, con eso el Presidente nos invitaba a votar por él no por los logros, no por el proyecto revolucionario, bolivariano, contemporáneo, comunitario, encebollado… sino POR ÉL, POR AMOR A ÉL.
Ahora la culpa es mía: el Presidente siempre ha evadido responsabilidades, hay innumerables muestras de ello. En los Aló Presidente Chávez suele interpelar a sus ministros, gobernadores, alcaldes, diputados. Suele vejarlos, regañarlos, reclamarles por su mala gestión o por algo que no han hecho. Señalando al otro públicamente Chávez logra que el ciudadano común piense “mira como se lo exige el presidente” y arraiga el pensamiento que tienen michos de que “Chávez no sabe, son los que están alrededor de él”, olvidando que quién los designó, en el caso de los ministros, fue el propio presidente.
Lo que me llama la atención es que la nueva estrategia pareciera ser evadir responsabilidades CULPANDONOS A NOSOTROS. El Metro está CAOTICO, catastrófico, un infierno y es por falta de inversión y mantenimiento. Dadas la protestas por el pésimo servicio, el Metro de Caracas (Adscrito al Ministerio del Poder Popular para las Obras Públicas y Vivienda, por ende institución gubernamental) ha lanzado una campaña “estamos tomando medidas”. La campaña transmitiría un buen mensaje si no fuera por la frase con la que rematan: “sigue las reglas” y detrás del folleto-marca libro que te entregan con ese mensaje una lista de normas que hay que seguir en el metro. Personal del metro identificado como tal le señala a uno por donde debe caminar, por los parlantes del metro te recuerdan las reglas. El servicio sigue pésimo , los retrasos son horribles pero ellos se enfocan en “sigue las reglas” y en nuestra “culpa”, lo cual es el colmo dado que nosotros (los ciudadanos) somos usuarios, más no administradores ni funcionarios del Metro.
Sin embargo, creo que al final el Gobierno podría tener razón, en parte. Es nuestra culpa la situación del país, del Metro y de las demás instituciones públicas, es nuestra culpa… porque, al final, ¿Quiénes fueron los que votaron por este modelo clientelar en ineficiente?
Recordando Antígona de Sófocles, en donde Antígona reclama a los ciudadanos esa actitud pasiva que le permitía a Creonte ser un dictador, definitivamente es nuestra actitud la que le permite a Chávez no ofrecernos una verdadera gestión.
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