El fin de semana pasado vi, con una muy grata compañía, la película “Fanboys”. Para los que no la hayan visto, les cuento que la película cuenta las aventuras que le suceden a un grupo de fanáticos de Star Wars cuando tratan de ingresar a la casa de George Lucas para ver, antes del estreno, Episodio I. La película es, como podrán imaginar suuuper graciosa y el centro de todo es, a ciencia cierta, la burla a aquellos que han perdido un poco la razón, en este caso por Star Wars, pero que ciertamente puede ser extrapolado a otras películas, artistas, etc.
Pensando en eso y en mi reciente locura como “groupie” de Estopa que me llevó a ver los tres conciertos que dieron en Venezuela y a seguirlos hasta Valencia, me di cuenta que sin duda alguna la industria cinematográfica y televisiva hace burla y se mofa de nosotros los fanáticos.
Cuando no nos retratan como unos tontos (caso Fanboys), reproducen el idilio amoroso-imposible entre la groupie y el líder de la banda (Casi Famosos) o la chica que misteriosamente se hace novia del cantante. Salvo excepciones todos esos romances terminan mal en la ficción, como en la realidad sucedería.
Otros se van a la fantasía extrema y se imaginan al artista interesado en algo más allá, profundo y taciturno fastidiado de la fama, encontrando así, paradójicamente, en los brazos de una fan, un refugio de esa popularidad que lo agobia.
Algunos se imaginan que el artista se enamora de alguien que no es famoso, no entraría en la categoría de fanático y, por lo tanto, podríamos decir que lo quiere por lo que es (caso Nothing Hill).
En otras películas el fanático es un desquiciado, que le tiene tanto amor y admiración a la celebridad que la quiere matar (el caso El Fanático, con Robert De Niro en el papel del psicópata).
Aunque todos esos casos puedan tener algo de realidad, algo sí que es indiscutible: El fanático es el dueño de la industria de la música, del cine y del deporte y no se ha dado cuenta. Tal vez en el caso de los deportes sea muchísimo más claro, pero los artistas tienden muchas veces, por más que lo mencionen, a olvidar a quién le deben la fama y, si a ver vamos, el dinero. Solo un fan es capaz de comprar un CD original pudiendo bajarlo gratis de internet, solo un fanático compra entradas a los conciertos de sus artistas y los recibe al aeropuerto, solo un fanático duerme en la cola del cine para ver la película en estreno o compra por Amazon las figurillas de la película incluso con control de cambio!
Así que para estas navidades, le deseo a todos los artistas con talento (excluidos cantantes de regaeton por no cumplir con el requito antes mencionado), una carrera llena de éxitos y, por lo tanto, de fanáticos.
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