Ayer un amigo preguntó por twitter a donde se dirigiría ese deseo cuando comiera la uva de la primera campanada. Lejos de creerlo o no y más allá de que se piense que es una superstición (como la prenda amarilla, dinero en los bolsillos, arrojar lentejas y salir con maletas), respondí firmemente que la primera uva iría para un deseo por mi país.
No es un secreto que el Sr. De Miraflores (o Morgoth, como Sussy lo ha recientemente bautizado) no me agrada en lo absoluto y que me parece que su mala (y prolongada, además) gestión llevan al país a un decaimiento progresivo. Así que me primer deseo iba más o menos en este tono “que Chavéz sea, para diciembre del 2011, historia, pasado, capítulo cerrado”.
Hoy fui con mi hermana a hacer las últimas compras del año y puedo decir que pasamos varios malos ratos. No por ella, no por mi, sino por el comportamiento totalmente incivilizado (por no decir animal) de varios de mis paisanos.
Recordé nuevamente cuán a gusto me sentía saliendo a comprar un ponquecito en Eroski y como me sentaba a comerlo en el parque mientras leía un libro allá en Getafe. Recordé los pocos malentendidos y molestias tuve con los españoles y pensé ¿por qué no puedo estar igual a gusto aquí?. La respuesta no es Chavez. Como “V” de “V for Vendetta” solo hace falta “mirarse al espejo” para saber porqué no nos sentimos a gusto aquí, por qué tenemos tantos problemas en el metro, por qué peleamos a diario. La diferencia entre España y Venezuela (más allá de la situación geográfica, el clima, la historia, la infraestructura y el gobierno, la diferencia más determinante) es la gente. La responsabilidad de que este país no sea lo que queremos que sea es que nosotros los venezolanos no somos los venezolanos que ese país soñado necesitaría tener para ser más que un sueño, una realidad.
Nunca fuimos expertos en contraloría ciudadana y decíamos “que roben pero que hagan”, no solíamos tomarle mucha importancia a nuestro voto y solo nos medio enterábamos que los diputados aprobaban su dieta con unanimidad y eso nos daba de qué hablar por un par de semanas. Estoy segura que muchos de los que tenían edad para ello no habían leído en su vida la constitución del 61 así como el plan de gobierno de los respectivos gobiernos.
Como mi profesor de inglés me dijo hace poco, malo o bueno Chavez tal vez ha logrado que los venezolanos entiendan cuán importante es su voto. Creo que en esto tiene razón, creo que ya estamos aprendiendo, creo que ahora nos preocupa más que antes nuestro voto, nos preocupa saber que aprueba la AN (aunque sea a media noche), estamos más informados y ese es el primer paso para pensar en hacer algo.
Mi primera uva sí va para mi país, pero en otro sentido. Quiero que el próximo año todos seamos los venezolanos que ese país ideal (paradisiaco, civilizado, donde vivir es un asunto de placer y voluntad y no de resignación) necesita.
FELIZ AÑO NUEVO ;)
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