Últimamente me ha llamado poderosamente la atención como tanto dentro como fuera del hogar, en las oficinas y fuera de ellas algunas personas, hagan lo que hagan, estén en la situación que estén terminan molestando o perturbando a los que están alrededor.
Empezando por la gente que en lugares como públicos como el metro o los ascensores, “comparten “ la música que escuchan con el resto de las personas (sin preguntar, claro está), personas que ocupan toda la acera cuando caminan con compañeros de trabajo, hijos o amigos sin importar que hay otros transeúntes que van con prisa, los que van con prisa y empujan a todos, los que van tarde al trabajo y embisten, también los que se perfuman y perfuman a todo el mundo, los que escupen en las calles, los que se besuquean en el apretujado metro y terminando por los que dejan las heces de sus perros en los parques, jardines y aceras. Pareciera que no hay manera de llevar a feliz término nuestra convivencia y pareciera que los venezolanos nacimos aquí pero no para estar juntos.
Cuando estaba en cuarto año, en instrucción pre-militar mi profesora dijo que el comportamiento de un buen ciudadano se resumía en una sola oración “aquel que va por la derecha”. En aquel momento pensé que era una extremista y simpatizante con los regímenes totalitarios. Hoy creo que entiendo lo que quería decir: no se refiere estrictamente a andar por la derecha, se refería a aquel que entiende que como parte de un colectivo (la sociedad) su conducta está limitada. Que el contrato en el que se compra la libertad, aunque está enunciada con mayúsculas y dice ser plena tiene unas letras pequeñas que dice “compatible con las otras partes de este contrato”.
Recuerdo haber leído en algún lado que en la convivencia las libertades individuales deben ser compatibles con las ajenas. Que aunque nos provoque no usar audífonos y somos libres para ello, tal vez el otro no quiere escuchar mi música, que aunque no hay nada que diga que no puedo tropezar a la gente por la calle al otro puede que le moleste, porque aunque no está escrito que debo caminar por la derecha y dejarle el camino libre al que va más apurado debería hacerlo ya que sería considerado de mi parte , que aunque me tengo que apurruñar en el metro para llegar temprano puedo pedirle al que está allí en la puerta disculpas y tratar en lo posible no molestarle y que aunque no es agradable recoger lo que nuestros perros hacen en las calles es mejor eso a dejar la oportunidad de que otro pueda pisarlo minutos después.
Por mucho que la sociedad, la consciencia colectiva y la palabra pueblo se han convertido en temas populares un par de años para acá, estamos muy lejos de entender que andamos individualmente juntos, que somos libres, libres para entender que eso no es una carta blanca y que implica una cierta cantidad de obligaciones en casa y fuera de ellas no listadas en ninguna ley ni penalizadas con ningún castigo, libres para entender lo que ser ciudadanos significa, libre para no molestar el que, también, libremente va.
3 comentarios:
Esa foto aérea de los pasos de peatones en en Caracas? Me gusta mucho!
No :/ esa foto es de Japón, lo saqué de este blog http://estamosenpeligro.blogspot.com/2007/08/peatones-y-la-contaminacin-del-aire.html (en el que además dicen como los peatones podemos evitar la emisión innecesaria de gases). Espero que no me acusen de violar los derechos de autor :S. Saludos!
Hola Maithe. Si no quieres que te acusen por violar leyes de autor, pon un disclaimer en cada foto que usas. Así le hago yo. Con un simple Crestomatía arreglas el asunto. Por otro lado, apruebo casi todo lo que dices en este post. Justo ahora acabo de publicar un post en mi blog y tomé prestada la imagen que comenta el Anónimo aquí arriba.
Sólo que hay una cosa que no apruebo, y es que te moleste el perfume que algunas personas usan. Mira, todas las cosas que mencionas son detestables en las personas (caminar por su izquierda, no fijarse por dónde andan, dejar que sus perros defequen donde sea sin recoger sus heces, etc.), pero ¿que las personas se rocíen perfume? Eso ya no me parece que entre dentro de la misma categoría. ¿Qué esperarías de las personas en ese punto, que no se bañen y que vayan por la vida con el olor que Dios les dio? Claro que no. Yo soy de los que opinan que siempre se agradece que alguien llegue perfumado a algún sitio, y sobre todo en el metro, que es un lugar que no siempre resulta agradable visitar (por sus olores y por otras cosas). Te saluda El profesor Berkeley
Me agradó tu blog, voy a regresar. Ojalá no sea un blog muerto y sigas escribiendo. Saludos nuevamente.
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