Páginas

viernes, 31 de diciembre de 2010

Mi Primera Uva

Ayer un amigo preguntó por twitter a donde se dirigiría ese deseo cuando comiera la uva de la primera campanada. Lejos de creerlo o no y más allá de que se piense que es una superstición (como la prenda amarilla, dinero en los bolsillos, arrojar lentejas y salir con maletas), respondí firmemente que la primera uva iría para un deseo por mi país.

No es un secreto que el Sr. De Miraflores (o Morgoth, como Sussy lo ha recientemente bautizado) no me agrada en lo absoluto y que me parece que su mala (y prolongada, además) gestión llevan al país a un decaimiento progresivo. Así que me primer deseo iba más o menos en este tono “que Chavéz sea, para diciembre del 2011, historia, pasado, capítulo cerrado”.

Hoy fui con mi hermana a hacer las últimas compras del año y puedo decir que pasamos varios malos ratos. No por ella, no por mi, sino por el comportamiento totalmente incivilizado (por no decir animal) de varios de mis paisanos.

Recordé nuevamente cuán a gusto me sentía saliendo a comprar un ponquecito en Eroski y como me sentaba a comerlo en el parque mientras leía un libro allá en Getafe. Recordé los pocos malentendidos y molestias tuve con los españoles y pensé ¿por qué no puedo estar igual a gusto aquí?. La respuesta no es Chavez. Como “V” de “V for Vendetta” solo hace falta “mirarse al espejo” para saber porqué no nos sentimos a gusto aquí, por qué tenemos tantos problemas en el metro, por qué peleamos a diario. La diferencia entre España y Venezuela (más allá de la situación geográfica, el clima, la historia, la infraestructura y el gobierno, la diferencia más determinante) es la gente. La responsabilidad de que este país no sea lo que queremos que sea es que nosotros los venezolanos no somos los venezolanos que ese país soñado necesitaría tener para ser más que un sueño, una realidad.

Nunca fuimos expertos en contraloría ciudadana y decíamos “que roben pero que hagan”, no solíamos tomarle mucha importancia a nuestro voto y solo nos medio enterábamos que los diputados aprobaban su dieta con unanimidad y eso nos daba de qué hablar por un par de semanas. Estoy segura que muchos de los que tenían edad para ello no habían leído en su vida la constitución del 61 así como el plan de gobierno de los respectivos gobiernos.

Como mi profesor de inglés me dijo hace poco, malo o bueno Chavez tal vez ha logrado que los venezolanos entiendan cuán importante es su voto. Creo que en esto tiene razón, creo que ya estamos aprendiendo, creo que ahora nos preocupa más que antes nuestro voto, nos preocupa saber que aprueba la AN (aunque sea a media noche), estamos más informados y ese es el primer paso para pensar en hacer algo.
 
Mi primera uva sí va para mi país, pero en otro sentido. Quiero que el próximo año todos seamos los venezolanos que ese país ideal (paradisiaco, civilizado, donde vivir es un asunto de placer y voluntad y no de resignación) necesita.   

FELIZ AÑO NUEVO ;)

jueves, 2 de diciembre de 2010

De los fanáticos


 El fin de semana pasado vi, con una muy grata compañía, la película “Fanboys”. Para los que no la hayan visto, les cuento que la película cuenta las aventuras que le suceden a un grupo de fanáticos de Star Wars cuando tratan de ingresar a la casa de George Lucas para ver, antes del estreno, Episodio I. La película es, como podrán imaginar suuuper graciosa y el centro de todo es, a ciencia cierta, la burla a aquellos que han perdido un poco la razón, en este caso por Star Wars, pero que ciertamente puede ser extrapolado a otras películas, artistas, etc.


Pensando en eso y en mi reciente locura como “groupie” de Estopa que me llevó a ver los tres conciertos que dieron en Venezuela y a seguirlos hasta Valencia, me di cuenta que sin duda alguna la industria cinematográfica y televisiva hace burla y se mofa de nosotros los fanáticos.

Cuando no nos retratan como unos tontos (caso Fanboys), reproducen el idilio amoroso-imposible entre la groupie y el líder de la banda (Casi Famosos) o la chica que misteriosamente se hace novia del cantante. Salvo excepciones todos esos romances terminan mal en la ficción, como en la realidad sucedería. 

Otros se van a la fantasía extrema y se imaginan al artista interesado en algo más allá, profundo y taciturno fastidiado de la fama, encontrando así, paradójicamente, en los brazos de una fan, un refugio de esa popularidad que lo agobia.  
 

Algunos se imaginan que el artista se enamora de alguien que no es famoso, no entraría en la categoría de fanático y, por lo tanto, podríamos decir que lo quiere por lo que es (caso Nothing Hill).



En otras películas el fanático es un desquiciado, que le tiene tanto amor y admiración a la celebridad que la quiere matar (el caso El Fanático, con Robert De Niro en el papel del psicópata).

Aunque todos esos casos puedan tener algo de realidad, algo sí que es indiscutible: El fanático es el dueño de la industria de la música, del cine y del deporte y no se ha dado cuenta. Tal vez en el caso de los deportes sea muchísimo más claro, pero los artistas tienden muchas veces, por más que lo mencionen, a olvidar a quién le deben la fama y, si a ver vamos, el dinero. Solo un fan es capaz de comprar un CD original pudiendo bajarlo gratis de internet, solo un fanático compra entradas a los conciertos de sus artistas y los recibe al aeropuerto, solo un fanático duerme en la cola del cine para ver la película en estreno o compra por Amazon las figurillas de la película incluso con control de cambio! 

Así que para estas navidades, le deseo a todos los artistas con talento (excluidos cantantes de regaeton por no cumplir con el requito antes mencionado), una carrera llena de éxitos y, por lo tanto, de fanáticos.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Es nuestra culpa

Es indiscutible que los medios de comunicación han sido utilizados de manera intensiva por la administración del presidente Chávez.

Vallas distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional, transmisiones de más de 6 horas que deben ser seguidas obligatoriamente por todos los medios televisivos y radiofónicos, nuevos canales de televisión y periódicos "para el pueblo "en donde el presidente y su proyecto son constantemente apoyados y mencionados, entre otros.

No soy comunicadora social, sin embargo no hace falta una preparación especial para darse cuenta que el gobierno usa ciertos parámetros recurrentes para la comunicación que tiene con nosotros los ciudadanos:

La encarnación del pueblo: quien dude el carácter totalitario del gobierno del Presidente, solo debe pasearse por las páginas webs de los ministerios e instituciones públicas para darse cuenta que en TODOS hay fotos de Chávez y que, a pesar de no tener nada que ver con la labor de la institución, en todas encontramos links que nos remiten a las líneas de Chávez, pensamiento célebres del “comandante” o transcripciones de los Aló Presidente. Recuerdo lo tiempos en los que Chavéz solía decir que “llegó la hora del pueblo” o, mi preferida “con el pueblo todo sin el pueblo nada”.
















Cómo pasamos de allí a “El pueblo es Chávez”...

no lo sé. Para mí eso es exactamente lo mismo que el famoso “El estado soy yo” («L'État, c'est moi») de Luis XIV. Puro absolutismo…

Lo irracional: sé que los políticos siempre han apelado por discursos conmovedores que remueven fibras sensibles de los que lo escuchan. Sé que prefieren hablar de una “nueva era-etapa” que de “un nuevo proyecto”, de “victorias” que de “posiciones electoralmente ganadas”, de “denme su apoyo o con su apoyo” a “denme su voto” (que la final es lo que quieren). Pero con el Presidente Chávez yo quedé sorprendida. En la elección para su reelección, abandonando su color rojo y su tono desafiante, el Presidente, con cara de consternado-preocupado-arrepentido, nos pedía a los venezolanos que le diéramos una nueva oportunidad, que le diéramos nuestro voto “por amor”!. Yo me pregunto ¿Hay algún sentimiento más irracional que el amor?, con eso el Presidente nos invitaba a votar por él no por los logros, no por el proyecto revolucionario, bolivariano, contemporáneo, comunitario, encebollado… sino POR ÉL, POR AMOR A ÉL.

Ahora la culpa es mía: el Presidente siempre ha evadido responsabilidades, hay innumerables muestras de ello. En los Aló Presidente Chávez suele interpelar a sus ministros, gobernadores, alcaldes, diputados. Suele vejarlos, regañarlos, reclamarles por su mala gestión o por algo que no han hecho. Señalando al otro públicamente Chávez logra que el ciudadano común piense “mira como se lo exige el presidente” y arraiga el pensamiento que tienen michos de que “Chávez no sabe, son los que están alrededor de él”, olvidando que quién los designó, en el caso de los ministros, fue el propio presidente.
Lo que me llama la atención es que la nueva estrategia pareciera ser evadir responsabilidades CULPANDONOS A NOSOTROS. El Metro está CAOTICO, catastrófico, un infierno y es por falta de inversión y mantenimiento. Dadas la protestas por el pésimo servicio, el Metro de Caracas (Adscrito al Ministerio del Poder Popular para las Obras Públicas y Vivienda, por ende institución gubernamental) ha lanzado una campaña “estamos tomando medidas”. La campaña transmitiría un buen mensaje si no fuera por la frase con la que rematan: “sigue las reglas” y detrás del folleto-marca libro que te entregan con ese mensaje una lista de normas que hay que seguir en el metro. Personal del metro identificado como tal le señala a uno por donde debe caminar, por los parlantes del metro te recuerdan las reglas. El servicio sigue pésimo , los retrasos son horribles pero ellos se enfocan en “sigue las reglas” y en nuestra “culpa”, lo cual es el colmo dado que nosotros (los ciudadanos) somos usuarios, más no administradores ni funcionarios del Metro.

Sin embargo, creo que al final el Gobierno podría tener razón, en parte. Es nuestra culpa la situación del país, del Metro y de las demás instituciones públicas, es nuestra culpa… porque, al final, ¿Quiénes fueron los que votaron por este modelo clientelar en ineficiente?
Recordando Antígona de Sófocles, en donde Antígona reclama a los ciudadanos esa actitud pasiva que le permitía a Creonte ser un dictador, definitivamente es nuestra actitud la que le permite a Chávez no ofrecernos una verdadera gestión. 

domingo, 7 de noviembre de 2010

Esos consejos que debes recordar si trabajas con japoneses

    Después de trabajar un par de meses con japoneses dándome unos cuantos traspiés con su cultura y con la nuestra (occidental-latina) he decidido escribir esta entrada para reunir uno que otro buen consejo que espero que les sea de utilidad si trabajan algún día con japoneses y, también por qué no, para que se rían un poco...
    • NUNCA JAMÁS se te ocurra llamarlos “chinos”: un japonés no perdona esa confusión y, aunque para nosotros los occidentales sean muy similares, para ellos son como el agua y el aceite. Recuerda siempre que su idioma es japonés (no chino) y que los ojos los tienen rasgados (no achinados).
    • Los japoneses tienen una fuerte identidad nacional: así vivan al otro lado del mundo siempre añorarán con regresar a Japón (la mayoría eh). Para ellos lo japonés es lo mejor, eso sí, no caen en conductas xenófobas, así que un japonés con gusto aprenderá lo mejor del mundo y lo adecuará a su “japanese style”.

    • Eso de tener horario no va con ellos, los japoneses adoran trabajar y se entregan a ello con pasión. Irse antes que el jefe es visto como algo malo y poco educado aunque estando en un país occidental basta con no irse cuando marcan las 5pm sino esperar un rato prudencial. Sin embargo CUIDADO, no les importará pedirte algo a las 4:50pm o a las 5:00pm porque para ellos es normal que te quedes hasta terminarlo. Recuerda pasar tus horas extras diligentemente a la administración!.


    • Como los japoneses aman su cultura, también aman compartirla. Si muestras interés te enseñaran los mejores lugares para comer comida japonesa,  qué comer y cómo hacerlo, compartirán su sake, cigarros, chocolates, dulces en general y té contigo, también usos culturales y algunas anécdotas históricas. Saben que lo que tienen es bueno y les encanta mostrarlo al mundo. 

    • Acostúmbrate a que tu nombre sea acompañado por un SAN al final. Maithe-san es como señora pero algo de cariño, no sé cómo definirlo exactamente, pero con la costumbre de escucharlo hay muchos que terminan diciendo (entre venezolanos) fulanita-san. Si bien al principio te parecerá que estás en karate kid. Luego vas notando que es como el Miss o Señorita y que, incluso, suena como cuchi.
    • Afina tus oídos: nosotros los occidentales somos demasiado escandalosos. Vivimos gritando y no nos enteramos…hasta que trabajamos con un japonés. Las primeras veces que mi jefe me llamaba simplemente NO LO ESCUCHABA. Hablan muy bajo (la mayoría de ellos), especialmente si están hablando en otro idioma. Por contraste, cuando hablan en su idioma y donde no hay persona que sepa hablar japonés hablan muy alto.

    • Crees que no se ha dado cuenta…pero sí: creo que los asiáticos en general son muy perceptivos, he tenido la oportunidad de conocer chinos, coreanos, tailandeses y japoneses y debo admitir que tienen una capacidad de observación asombrosa. En cuanto a los japoneses tu jefe puede que casi nunca esté cerca, pero sabe si eres rápida o lenta, inteligente o no y si estas “echando carro” o no. También saben muy fácilmente si te molestaste o si algo no te gusto. Me he dado cuenta de que prefieren la honestidad y que las personas digan frontalmente qué les incomoda, sin embargo CUIDADO, si les parece que no es algo relacionado con lo laboral pueden decirte muy tranquilamente que ha sido una completa pérdida de tiempo o, simplemente, que es “tu asunto”.
    • Puntualidad: un japonés que no sea puntual…ES UN IMPOSTOR. Los japoneses valoran su tiempo y no les gusta esperar. Por eso que un empleado llegue tarde es inconcebible, no entienden como eso puede pasar y esperan explicaciones y una disculpa. Un minuto tarde y dos horas es prácticamente lo mismo. 
    • La apariencia personal: como buenos observadores los japoneses son muy detallistas. Nunca los verás sucios, arrugados ni rotos (a menos que sea intencional). Si les gusta algo que llevas puesto (incluso siendo hombres) te lo dirán. Si no les gusta no dirán nada pero pueden pensar mil cosas. Tanto hombres como mujeres suelen ser amantes de la moda.
    • El origami: Japón no le da pasaporte a nadie que no sepa, al menos, hacer una figura de origami. Japonés que se respete mínimo pliega una grulla. Por eso CUIDADO con hacer un plegado para ellos… uno de mis jefes en su cumpleaños recibió una grulla de mi parte y, en mis narices, me mostró que me faltaba un pliegue…¬¬
    •  Hacerse el musiu : un japonés que trabaje en otro país va a hacer  lo posible por aprender el idioma local, eso sí PUEDE QUE NUNCA INFORME QUE LO SABE, eso le da la posibilidad de escuchar todo sin que los demás crean que entiende, la gran sorpresa es cuando abren la boca después de días sin decir ni mu. Un compañero de la oficina de Tokio hizo justamente eso y durante días le llamamos Terri (como el de Candy Candy porque el chico era igualito), nuestra sorpresa cuando llamó días después desde Japón y con perfecto español me saludó y preguntó cómo estaba la oficina, no fue normal. 
    • Perfeccionistas: si eres observador y detallista, es probable que seas perfeccionistas y, los japoneses lo son. Las letras del mismo color y tamaño, los colores en las presentaciones, los pliegues en los origamis, los e-mails, las minutas de las reuniones, todo…tiene que ser perfecto, funcional, entendible…trabajar con ellos es un verdadero reto.

    sábado, 23 de octubre de 2010

    De vuelta al Estado de Naturaleza

    No le recomiendo a nadie usar el Metro de Caracas en horas pico e incluso en aquellas horas y días que se supone no son “picos” ni laborales. Cuando entramos al Metro debemos, cual gladiadores, estar preparados para una justa en la que puedes recibir golpes, pisadas, arrugar tu ropa, sudar muchísimo y perder tus pertenencias. 

    Hoy tuve la desdicha de usar nuevamente el Metro para transportarme de Chacaito a mi casa (unas 6 estaciones) y en allí entre la salvajada y los empujones todo se aclaró (metafóricamente hablando): hemos regresado al Estado de Naturaleza.

    Tomando los postulados de Hobbes, famoso filósofo político, específicamente  su concepto del estado de naturaleza, podemos observar que la causa de la agresividad manifiesta en la calle, la causa de que todos discutamos y peleemos entre todos, no es otra que la inexistencia de un verdadero Estado que nos garantice la seguridad y la supervivencia. 

    Se supone que en el estado de naturaleza, en donde no hay ley, no hay sociedad y por lo tanto no hay limitación de la conducta individual; los hombres y mujeres viven en guerra constante, luchando por los medios de subsistencia y por aquello que desean en general. Hay desconfianza y la fuerza es lo único que puede proteger al ser humano. 

    ¿Cuántas veces no hemos escuchado el término de “viveza criolla”? ¿Desde hace cuanto no confiamos en la gente que nos tropezamos en la calle? Y ¿Desde cuándo se institucionalizó la violencia y el que otro nos arrebate lo que nos pertenece? ¿Desde cuándo los operadores del Metro nos recomiendan “que estemos atentos de nuestras pertenencias”?.

    Eso me recuerda que eso de robar y hurtar es normal en el estado de naturaleza, ya que en ese estado no existe distinción entre lo ajeno y lo propio. Es de cada quién lo que se puede tomar y es de esa persona mientras pueda conservarlo. Tampoco existe la distinción de lo justo y lo injusto.

    Entonces, en palabras de Hobbes, “si no se ha instituido un poder o no es suficientemente grande para nuestra seguridad, cada uno fiará tan solo, y podrá hacerlo legalmente, de su propia fuerza y maña para protegerse”. De ahí que las personas estén adquiriendo armas. Sistemas de seguridad, guardaespaldas y seguridad privada para protegerse. La mayoría de los crímenes que suceden en Caracas no son reportados y de los reportados un poco porcentaje llega a resolverse por la poca confianza que se tiene en los organismos de seguridad del Estado.

    Hemos llegado a una fase en la que solo podemos valernos por nuestra fuerza y astucia para sobrevivir y en la que ese “pacto social” que limitaba nuestras libertades en la consecución de un estado de paz no se muestra efectivo para asegurar nuestra sobrevivencia, nuestra conservación. Le hemos “entregado” el monopolio de la fuerza al Estado y este no solo es incapaz de protegernos sino que además, con funcionarios corruptos, usa el poder que le hemos dado en nuestra contra. 

    Podemos decir que la culpa es de la familia, de los medios de comunicación que no imparten valores adecuados y podemos decir que es la educación en nuestras escuelas; pero también gran peso lo tiene el Estado que nos deja indefensos en esta jungla de concreto, en donde todos los días se libra una lucha por la supervivencia en donde solo el más fuerte y astuto puede llegar al siguiente día. 


    jueves, 23 de septiembre de 2010

    A modo de introducción ¿Por qué el acento en la é?

    Desde pequeña he tenido un "issue" con mi nombre. No solo porque sea la manera que utilizan todos para llamarme (salvo variaciones amistosas como Mai, Maithezinha,Rulitos o Maitenga), sino porque he atravesado diferentes momentos con él.

    Cuando era pequeña no me gustaba mi nombre, los María Fernanda, Mariana y Patricia me parecían nombres bonitos, el "Maithé" me parecía extraño, ajeno y, además, tenía que corregir a todos al escribirlo "es con h intercalada y acento en e"...un total fastidio.

    En el preescolar le pedí a la profesora que me llamara por mi segundo nombre: "Sofía". Vale acotar que jamás respondía al llamado y la profesora cansada me dijo que mi nombre era Maithé y que debía aceptarlo.


    El caso es que lo acepté, aprendí a quererlo e incluso a defenderlo. "El con h y el acento en la e" es una coletilla requerida las primeras semanas de clases, cuando me piden el número de teléfono, cuando se escribe una minuta de la reunión o cuando conozco a nuevas personas.

    Con el tiempo aprendí mucho más de mi nombre. Resulta que Maithé o Maité es vasco y que el significado del nombre es "amada"; tanto mejor si le sumamos mi segundo nombre "Sofía". Así que, en teoría, soy muy afortunada: una mujer sabia y amada.

    Mi hito histórico personal es el "Antes de la EEI" y "Después de la EEI". En la Universidad tuve la oportunidad de ser parte de un grupo maravilloso, grupo que, a pesar de ser llamado por algunos "The Fight Club", permaneció unido durante toda la carrera y después de ella. Con ellos empecé el proceso de formación de mi consciencia política y ciudadana y gran parte de las ideas que tengo hoy son la profundización de aquellas que gestamos o descubrimos juntos.


    En nuestro primer día de clases tuve que corregir a un profesor, sí nuevamente el "con acento en la é" apareció, con la diferencia de que a partir de ese momento varios contemporáneos de semestre recuerdan ese momento y hasta en la graduación escuché que alguien decía "con acento en la e" entre la multitud.

    Ahora siento ese acento como algo muy personal, tan personal como mi opinión y mis valores; ese acento es indeleble. Es la representación de todas esas cosas que me hacen ser quién soy. Es paradójico que la idea del título del blog viniera justamente de aquel momento en primer semestre y que el autor del momento sea un Viceministro (si...Reinaldo Bolívar :S).

    Así que...aquí va el blog que tardé bastante en convencerme a crear, para aquellos que "quieran leerme"

    Pd: ¿Si agrego una aclaratoria de que el blog es "solo para locos" debería pagar derechos de autor? :S