- Los maestros protestan porque les aumentan la cantidad de alumnos en las aulas y no le suben los sueldos.
- Los médicos hacen huelgas porque en los hospitales no encuentran los insumos necesarios para atender a los pacientes.
- Los ingenieros tienen su propio ranking de sueldos de manera que ninguno puede ser timado por una persona que les quiera “subpagar” (al menos en teoría).
- Los estadísticos no tienen que protestar: son muy pocos y por eso son tan buscado en el mercado laboral.
Y luego estamos nosotros… los internacionalistas.
Me atrevería a decir que somos el gremio más golpeado por este régimen. La institución que por naturaleza debería emplearnos nos estigmatiza por opositores. No solo los recién graduados, sino los ya ingresados por años son objeto de una cacería de brujas sin sentido. No se buscan asesores sino aduladores que puedan procesar la información sin emitir un juicio de valor contrario a la doctrina imperante. Nuestra ley del Servicio Exterior vapuleada y ultrajada.
n Nosotros que necesitamos sine qua non estudiar en el extranjero somos marginados por los organismos de ayudas oficiales y, a veces, por el organismo encargado de la administración de divisas cuando nuestra rama de estudio no es entendida como “prioridad de acuerdo al Plan de la Nación”. Como si esto fuera poco somos señalados por aquellos “colegas” que como borregos siguen al régimen.
Esa mano que el gobierno del Estado venezolano debió tendernos nos la tiende la empresa privada, dándonos espacio para hacer las pasantías en horarios convenientes, dándonos créditos y préstamos para estudiar en el extranjero y dándonos la oportunidad de mostrar nuestra valía.
Las Organizaciones No Gubernamentales y las Embajadas también han reconocido la madera de la que está hecho un buen internacionalista.
Sin embargo hay una ayuda que me gustaría resaltar con especial importancia hoy: la ayuda del colega. Porque si bien hay malintencionados prestos a ponerle zancadillas al colega, está el internacionalista que quiere lo mejor para su amigo o su simple compañero de clases. Hacemos circular el currículo de los otros, los recomendamos en los trabajo, les damos ideas profesionales, les levantamos el ánimo cuando las cosas no salen bien, les recomendamos artículos y estudios que podrían interesarles, les damos alojamiento en nuestras casas si estamos en el extranjero, les ayudamos a conseguir patrocinio para sus modelos, les prestamos los libros o guías que necesitan, les hacemos tequeños y les enviamos cartas.
A mis amigos, compañeros y colegas les deseo un muy Feliz Día del Internacionalista, GRACIAS, por estar allí y por convertir a nuestro gremio en una bella fraternidad.
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